viernes, marzo 05, 2004

Nota sobre Coyote y Rey Homero en La García el 12-10-04


El pasado jueves 9 de octubre actuaron dos bandas rosarinas en La García: Coyote y Rey Homero.
La noche arrancó con Coyote, banda de 5 integrantes cuya suma de edades no llegan a 60 años. Hablo de adolescentes. Hablo de una banda que está creciendo y que se identifica con Intoxicados, Viejas Locas, La 25 y Charly García (aunque este último nombre no sirva para dar coherencia a esa serie de bandas, porque su nombre –claro- es demasiado grande y, además, su invocación fue un giro extraño en la propuesta de la banda).
La banda suena, y eso a esa edad es más que suficiente. Buen principio. El espectáculo fue coherente mientras se mantuvieron con las versiones de sus bandas admiradas. Incluso cuando mostraron sus propios temas (creo que dos) el sonido estuvo en sintonía con esas influencias. Las dos guitarras se complementaban con eficiencia mientras bajo y batería armaban una buena base. El cantante estrenaba su voz áspera y le quedaba bien, aunque uno no podía dejar de preguntarse si a los 20 le quedaría algo de voz si seguía cantando así.
El punto de inflexión (e inflexión para abajo) fue cuando uno de los guitarristas pasó al piano y arrojó una versión de “Seminare” con una desprolijidad que le sienta bien al rock de Intoxicados pero no a esa hermosa y recurrida balada de Charly García. Incluso el “potpourri” final con una visita a vuelo de pájaro por “Promesas sobre el bidet” sonó pretencioso y desleído.
Me quedo con el Coyote de la primera parte, el que se mete en cosas simples y sale bien parado de la apuesta. El que es efectivo y que tiene mucho por delante.
Pasada poco más de una hora –lo que duró la actuación de la primera banda- empezó la segunda propuesta de la noche: Rey Homero. Estaban de estreno: Alejandro Quintana se hacía cargo de la voz por primera vez. Una voz que supo ser ajustada y afinada pero también catártica cuando gritaba. Cada uno de los músicos se mostró solvente y eficaz. Con solos de guitarra con mucha onda, y el sostén de dos excelentes baterista y bajista.
Las influencias que se dejaban ver en los covers –que fueron varios- iban de Stone Temple Pilots a Deftones, pasando por Soda Stereo (en una interesante versión de “Fue”). Sus canciones hablaban de esas influencias pero con color propio. La banda se está rearmando y me gustaría escucharla de acá a unos meses porque amenaza con ofrecer un power rock bien poderoso.
En esos meses de trabajo por delante quizás quede atrás el excesivo uso de un recurso: todos los finales eran del tipo “tutun tracu tutum trutum tumtracu tracu –¿nos miramos todos?- pummmmmmmm”. Se sabe, la actuación en vivo tiene “ese que sé yo” pero los finales imaginativos no vienen mal, sobre todo cuando la propuesta es tan interesante.
La del jueves pasado, en resumen, fue una buena noche. Con dos propuestas distintas de distintas generaciones pero que alimentan la esperanza de que en Rosario se puede hacer música y música buena.

Marcelo Rossia

|
Weblog Commenting and Trackback by HaloScan.com