viernes, abril 15, 2005

Show de Estelares y Coki en el CEC

La noche y el lugar eran ideales para un momento de buenas canciones con algo de rock. Bastante más gente que en los anteriores recitales que Estelares diera en Rosario. Una pantalla con videos iban preparando el clima. El último video fue de Bob Dylan, el cual festejó Manuel Moretti (cantante) al subirse al escenario para comenzar el show.

Los primeros tres segundos de "Bienvenida" mostraron un cuarteto de rock muy sólido que está pasando un muy buen momento. Buen momento como banda, en cuanto a convocatoria y, sobre todo, musicalmente. Supieron ignorar un sonido realmente deficiente, con problemas a lo largo de toda la noche, con energía y contacto con el público.

La mayoría del repertorio, tal cual adelantó Víctor Bertramoni (guitarrista), estaba centrado en su último disco: Ardimos. Y así pasaron "Virginia", "Disco Pub", "Feliz", "América". Pero el enorme crecimiento de Estelares se notó sobre todo cuando recordaron canciones de sus primeros discos (Extraño lugar y Amantes suicidas). El show en vivo renovó la energía de esas viejas canciones como: "La remera", "Pelotitas de ping-pong", "Mar del Plata" o "Fiestas de alcoba". Cualquiera que tenga esos discos y compare las grabaciones con las versiones del pasado viernes notará ese crecimiento, esa nueva estatura de los muchachos de La Plata.

Los momentos más emotivos del show estuvieron en la dedicatoria de "La coupé roja" a Miguel Abuelo y Federico Moura. Y también en el festejo del regreso de Calamaro (el Calamaro de "El salmón", subrayó Moretti) al tocar esa canción tan calamariana: "Moneda corriente". Ese parnaso personal (Abuelo, Moura, Calamaro) habla muy claro de la importancia que tienen las buenas melodías a la hora de hacer música para los Estelares. Y de cómo se apropian de esa tradición, dejándole su marca. Muestra de esto es la excelente versión de "Pronta entrega".

La noche de los platenses terminaría con "De La Hoya", ese tema que empieza a sonar y a hacerlos conocidos para el público masivo. Habría un bis que estuvo bien pero lo mejor de la noche ya había pasado.


El problema de sonido con que lidió la gente de Estelares tomó más protagonismo cuando subió Coki & The Killer Burritos al escenario. Una lástima porque la banda estaba preparada para dar una gran concierto que, a pesar de esto, lo fue. Con el estreno de Tito Barrera en la batería y Pana en bajo, la banda de Coki sonó muy rockera y renovada. Felizmente dejó atrás la porfía (de ser White Stripes) y encontró un formato más a la altura de sus buenas canciones. Incluso fue más sobrio el reciclaje de su obra, al que Coki nos tiene acostumbrado. Que levante la mano quien alguna vez no haya dejado de reconocer alguna canción suya por tanta deformación. Una especie de atentar contra sí mismo que es incomprensible la mayoría de las veces. Esta vez las versiones supieron encontrar el lado bueno de sus melodías: y el mejor fruto estuvo en la reelaboración de "Duro" y "Joselito".

Estuvo bueno el uso de la pantalla y esas imágenes tan "Coki" (no lo conozco pero esa es la imagen Coki ¿se entiende?). Ese tetra-brik giratorio, las fotos y tapas de discos de Joselito: el niño cantor, etc. Buena apuesta, que salió bien y construyó su microclima.

Y de yapa queda destacar que la voz de Coki mejoró sensiblemente con respecto a otros shows donde sólo se percibía el grito o la disfonía. Ojalá sea una nueva y buena etapa de Coki y sus Burritos. Las otras nos gustaban: ésta nos gusta más aún. Con Coki nunca se sabe...

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