jueves, marzo 24, 2005

Recital de El Regreso del Coelacanto y Árbol en Willie Dixon el viernes 18-03-05

POST-CROMAÑÓN

Pocos días antes del recital nos enterábamos de que Árbol agregaba otra fecha: el domingo 20. ¿Llenaron de tal modo la fecha del viernes 18 que tuvieron que agregar otra? Sí, pero con un lleno razonable. Los que estuvimos el viernes en Willie Dixon éramos muchos pero estábamos bien. Nada que ver con fechas anteriores a lo que sucedió en República de Cromañón donde apenas se podía respirar entre tanta gente. ¿Habremos aprendido a respetar al público o se mantendrá así por un par de meses hasta que “la cosa pase”?

EL COELACANTO REGRESÓ ...

Y que bien que hizo porque la verdad es que está pasando un momento bien alto. Producidos y apadrinados por Pablo Romero (Árbol) han logrado un sonido y una puesta en vivo impecable. Cada detalle en su preciso lugar: Andrés Abramowski y Luciano Degaetano apostando fuerte a su presencia –absolutamente– coreográfica sobre el escenario. Un vestuario simpático e intachable. Los arreglos de voces justos que demostraron, de paso, que no se necesitan “grandes” voces ni destrezas vocales para ser convincentes y llegar.
El público bailó, pogueó y cantó todas esas canciones redonditas. "Te conozco de algún lau", "Bailen giles" y "Padre de todos los sanguches". ¿Cómo no divertirse cuando una banda suena así? ¿Cuándo están poniendo todo para hacer un buen show y sonar bien, y encima les sale?Es de esperar que El Regreso del Coelacanto crezca “comercialmente” y su música llegue a todos lados. Tienen mucho a favor y ojalá sepan aprovecharlo. Nosotros seremos los beneficiarios.

EL ROCK ARBOREO

Vestidos de blanco, el show de Árbol arrancó bien arriba con “Trenes, camiones y tractores”. De ahí en más casi todas serían canciones de sus dos últimos discos: Chapusongs y Guau. “Chikanoréxica”, “Soylazoila”, “Canciones”, “Comida chatarra”, “Cosacuosa”, “Enes”, “Vomitando flores”, “De arriba, de abajo”, “La nena monstruo”.
Es infrecuente la fama de Arbol: el éxito astronómico de “Pequeños sueños” (difundido hasta el hartazgo por las radios y los canales de videos pero sin llegar a cansar del todo) estaban a la misma altura que cualquier otra canción. Quiero decir, todos los que llegaron a Arbol a través de sus hits han comprado su disco (o lo han copiado) y lo escucharon de punta a punta. Y así descubrieron toda su música. Por eso “Ya lo sabemos” fue cantada y festejada al mismo nivel que “Suerte” o “Ya me voy”, con la que cerraron el show antes de los bises.
También es interesante remarcar como exploran los límites de las canciones. El uso de secuencias mínimas (sin instrumentos en vivo salvo un órgano de juguete) en “Lloro” cantada por Martín Millán, baterista de la banda. Los cambios rítmicos entre 4/4, 5/4 y 6/8 de “Vomitando flores” hechos en vivo (Soda Stereo tenía una canción –“En el séptimo día”– en 7/4 que, por su dificultad, rara vez tocaban en shows). Las voces paralelas del final de “Ya me voy”. Pequeñas muestras del buen nivel del grupo pero también huellas que deja el productor Gustavo Santaolalla en cada cosa que graba. Pequeñas muestras que derriban la estúpida idea de que la música popular debe ser “fácil”.
Y la música de Arbol también es satírica y ocurrente (con algunas influencias: “Apariencias” o “La chusma” de Leo Maslíah la más obvia) como en “Prejuicios”, la cita oportuna de “Oh l’amour!” de Erasure y “Back in black” de AC/DC en la versión de “Soylazoila” que estrenaron en Willie Dixon y la divertida letra de “Suerte”.
Un recital de buen gusto, rockero (incluyendo todo lo que esta palabra abarca), con canciones parejas (nada de rellenar el disco). Un final increíble con la versión coral de “Ji ji ji” que acompañaron con una coreografía puntual. Arbol está en el mejor momento de su carrera y es de esperar que siga creciendo y haciendo música por mucho tiempo más.

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