sábado, mayo 14, 2005

Nota sobre el Show de Gonzalo Aloras en Luna Bar

Si había alguien que había quedado mal predispuesto por los últimos shows que Gonzalo Aloras había dado en Rosario, el show de Luna Bar del viernes 6 de mayo, fue toda una sorpresa. Una sorpresa bastante grata por cierto. Lo que en otras oportunidades sonó improvisado y desajustado, bajo la excusa de un cierto “intimismo”, esta vez se trasformó en precisión y calidad. Un trío con la presencia de dos grandes y no muy conocidos músicos como Mariano Sanci en bateria y Alvaro Ruiz en bajo, más un Gonzalo Aloras demostrando que el piano muestra un costado más interesante suyo.
El show tuvo muchos temas de su disco Algo Vuela (“Amor”, “Otro sol”, “Si te enamoras”, “2000”, “Emotival”, “Before you go”), también un tema nuevo (“Irán”) y unos cuantos covers (“Bad” de Michael Jackson, “Liberty City” de Jaco Pastorius, “Mañana en el abasto” de Sumo, “Salir de la melancolía” de Serú Girán en una muy linda versión junto a Fabián Gallardo, y un tema disco que no distinguí).
La idea de hacer “Liberty City” interactuando la big band de Pastorius -mediante grabaciones- con el trío de Aloras fue de muy buen gusto musical. Mostró la versatilidad de estos músicos. Pero en la virtud también encontramos el defecto. Incluir este material tiene el lado bueno de abrir la cancha hacia otros lugares pero también suena a pose y ostentación a la vez. Es que el show de Gonzalo Aloras tuvo un carácter doble. Muy buen nivel instrumental y compositivo pero el show se resquebbraja a la hora del feeling del artista con su público (salvo, claro, los incondicionales). Alarde, pavoneo y cierto derroche no le son para nada ajenos. Cuestiones que sólo destaco por como incidenen el clima que se genera en sus show y no por una “caracterización” que -es verdad- nada aporta desde lo musical.
La voz de Gonzalo Aloras, ahora sí en lo estrictamente musical, es algo que también juega un poco en contra de sus muy buenas canciones. Voz excesivamente cuidada y “académica”, cierta obsesión por pureza que le quita espontaneidad y nervio.
En resumen, un show que sorprendió por lo ajustado de la banda y por los arreglos muy atractivos y bien pensados. Canciones que gustan fácilmente por su delicadeza, más covers muy bien pensados. El piano fue su fuerte, la versión de “Mañana en el abasto” de Sumo con la guitarra sola mostró muchos lugares comunes: por suerte hubo mucho más piano.
Quienes habíamos salido defraudados de sus últimos shows nos encontramos con que vale la pena seguir yendo a verlo, es un músico interesante que en cualquier momento puede sorprendernos.

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