Nota sobre la actuación de Los Sucesores de la Bestia en La García el 26 de junio
Hace unos meses un blog rosarino decía que no entendía lo que habían querido hacer Los Sucesores de la Bestia (LSB) con su versión de "Pump up the jam" de Tecnotronick. Los que estuvieron el sábado 26 en La García lo entendieron perfectamente. Divertirnos, hacernos bailar. No en vano se presentaron como "la banda más careta de Rosario", guiño que los despega de las decenas de bandas que se preocupan por una postura "anti-careta" antes que por hacer buenas canciones. Guiño que acaba con esa discusión adolescente y barrial que tanto empobrece a la escena local y los coloca en otro lugar. LSB hace buenas canciones, suena bárbaro y tiene un fuerte presencia sobre el escenario. ¿Qué más se le puede pedir a una banda?
La García, en su reducido espacio (¡esa columna en el medio!) albergó muchísima gente en la fría noche del sábado. Mayoritariamente mujeres. Un público, mucho más heterogéneo que el que solemos ver en otros shows, acompañó con atención y entrega. Es que era imposible no entregarse viendo lo que pasaba sobre el escenario. Daniel Pérez, el cantante, impecable, con un manejo vocal que merece atención y un derroche de energía y entendimiento que la gente supo agradecer. Todos los detalles cuidados, desde los "raros peinados" (que ya no son tan raros pero están bien) hasta el uso de pistas de altísima calidad. No hubo una nota de más, porque todo apuntó a la eficacia de las canciones y no al lucimiento personal.
La música de LSB reconoce varias influencias. Marvin Gaye y su "Let's get it on" (citado en el show) con todo el sex-appeal y cachondeo que llega incluso hasta Prince. Y por otro lado la furia del sonido de Korn en esos giros violentos que por momentos daban sus canciones. Recurso un tanto usado (por ellos mismos y por otras bandas) el de la canción que explota para hacernos sacudir la cabeza pero que también conserva su eficacia. Nos entregan canciones bailables y también -si se me permite la expresión- "saltables".
Una leve queja deja (para este cronista en particular) la actuación de LSB: el uso de pistas pregrabadas. Muchas bandas y de todo tipo están usándolas últimamente (desde Miranda! a Los Piojos, desde The Bareth Sessions a Bersuit) y uno empieza a acostumbrarse a escuchar cosas que no ve sobre el escenario. Muy bien grabadas pero demasiado protagonistas al punto de que por momentos los músicos no tocan. LSB no lo disimula y lo maneja como chiste y excusa para bailar lo que es una buena vuelta de tuerca al asunto pero no termina de convencer.
De todos modos LSB es una banda de un nivel que no suele verse seguido en Rosario y que está para jugársela también en otros lados. Buenas canciones, onda sobre el escenario, cuidado profesional sobre todos los detalles que implican un buen show, calidad musical. Si un recital es (entre tantas otras cosas) una manera de publicitar un disco, éste fue un éxito, porque estoy seguro de que muchos comprarán "Fantástico Bailable" apenas salga y se pondrán a bailar en sus casas.
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