miércoles, mayo 05, 2004

Nota sobre la actuación de Estelares en Sala Lavardén el 29 de abril del 2004
El jueves 29 de abril se presentó en la Sala Lavardén el grupo platense Estelares, con la participación de dos bandas de Rosario: Puerto Maluco y Degradé. Ante un público de poco más de 100 personas, el recital comenzó con Puerto Maluco: un grupo de pop rock que suena ajustado y correcto pero que tiene cierto color que remite a otras épocas. La voz del cantante (afinada y casi siempre exasperada) suena muy cercana al pop rosarino de fines de la década del '80 y principios de los '90 (¿Grafitti?, ¿Identi-Kit?). La mayoría de las canciones son gritadas antes que cantadas: falta -sobre todo- confianza y vuelo en las melodías. "Buscando sombras en la oscuridad" dista mucho de ser un hit, aunque lo pretendan. Una banda por ahora nada más que correcta y que, estoy seguro, tendrá mejores noches.
Cuando todo el público esperaba la actuación de Degradé, en el escenario se presentó Estelares con el liderazgo de Manuel Moretti. La idea de traer una banda de "afuera" para telonear a una banda de acá no es mala: ya lo habían hecho, entre otros, la gente de The Bareth Sessions cuando trajeron a Santos Inocentes. ¿Por qué no? Es otra forma -válida también- de organizar los shows compartidos.
Estelares, con disco nuevo bajo el brazo, en sólo una hora demostró todo lo que puede. Y puede mucho. La banda sonó potente e íntima a la vez. Tiene canciones de esas que funcionan bien con una guitarra criolla o con una banda de rock and roll. Porque a no dudarlo: Estelares en el escenario es una banda de rock and roll bien bien clásico. Y cuando hablo de clásico hablo de Neil Young, de Tom Petty: dos guitarras, bajo y batería. Canciones despojadas, con el aire tan tanguero como inevitable del cantante y finales abruptos (¡Las canciones terminan cuando tienen que terminar! ¿No es increíble?).
Dejándome llevar por la libre asociación, la voz de Moretti se emparenta con las voces de Juan Pablo Fernández o Guillermo Pesoa de Pequeña Orquesta Reincidentes. Pero mientras éstos se alejan deliberadamente del rock y se meten en el tango o el folklore del este europeo, Estelares -lo repito- es una banda de rock. Y tan natural que pueden cerrar el show con "Pronta entrega" de Virus y "estelarizarla", llevarla para su mundo y hacerla suya.
Otro factor que aporta mucho en el escenario es la personalidad de Manuel Moretti. Un tipo tímido que juega a ser más tímido aún y que se permite, desde esa timidez, bromear con un público amable y agradecido. Cuando pidieron una canción de un disco de hace años, aclaró que "el contrato discográfico con Warner no nos permite tocar viejas canciones y debemos centrarnos sólo en el nuevo disco". Como pocos se rieron y la mayoría puso cara de no entender tuvo -fatalmente- que aclarar: "ey, lo que dije fue un chiste". Y, por suerte para los que las conocían y para los que no las conocíamos, nos regaló canciones de otros discos, que ahora iremos tratando de conseguir.
Es reconfortante ver que en el mundo del rock & pop surgen nuevas posibilidades, nuevas canciones y nuevas formas de cantar las viejas canciones. La noche no había sido en vano: Estelares tendría su lugar entre nuestros discos y recuerdos de buenos recitales.
Que me disculpe Degradé, al que ví varias veces en la ciudad de Rosario en los últimos meses. Quería ir a mi casa silbando las canciones de Estelares y a ver si por la mañana en alguna disquería me regalo "Ardimos", su último disco.

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